No es fácil sentirse en casa ni siquiera en la propia casa,
y sin embargo terminamos por encontrar un hogar aún
en los espacios más instables y transitorios, no importa
cuan inhóspitos parezcan a primera vista. Casi por
definición, el hogar no es nunca el lugar con el que
soñamos, pero sabemos que hemos dado con él -o que
el nos ha escogido- cuando allí nos es fácil soñar. Es
posible que sea apenas una esquina en la calle o un rincón
silencioso en un asilo; es posible que no sea más grande
que ese sillón que con el tiempo ha adoptado el contorno
de nuestra espalda; representa un remanso, un alto en el
camino en el que podemos distendernos y bajar la guardia.
Incluso sumido en el desorden, el hogar es esa isla en la
que dejamos de luchar contra el desorden, contra lo diverso.
Seguramente no es lo que esperábamos, quizá nos
preguntemos cómo fue que acabamos alli, pero es el sitio
al que volvemos siempre y desde el cual, por decirlo así,
contemplamos el mundo, esa guarida que fuimos haciendo
nuestra poco a poco y en la que todavia, de tarde en tarde,
se forma el espejismo de que es posible encontrar el hogar.
Luigi Amara
y sin embargo terminamos por encontrar un hogar aún
en los espacios más instables y transitorios, no importa
cuan inhóspitos parezcan a primera vista. Casi por
definición, el hogar no es nunca el lugar con el que
soñamos, pero sabemos que hemos dado con él -o que
el nos ha escogido- cuando allí nos es fácil soñar. Es
posible que sea apenas una esquina en la calle o un rincón
silencioso en un asilo; es posible que no sea más grande
que ese sillón que con el tiempo ha adoptado el contorno
de nuestra espalda; representa un remanso, un alto en el
camino en el que podemos distendernos y bajar la guardia.
Incluso sumido en el desorden, el hogar es esa isla en la
que dejamos de luchar contra el desorden, contra lo diverso.
Seguramente no es lo que esperábamos, quizá nos
preguntemos cómo fue que acabamos alli, pero es el sitio
al que volvemos siempre y desde el cual, por decirlo así,
contemplamos el mundo, esa guarida que fuimos haciendo
nuestra poco a poco y en la que todavia, de tarde en tarde,
se forma el espejismo de que es posible encontrar el hogar.
Luigi Amara